LA SANIDAD PÚBLICA NO PUEDE AYUDAR A LOS MÁS NECESITADOS


Hay personas que piden al poder estatal que ofrezca servicios sanitarios gratuitos o mucho más baratos, con el objetivo de que quienes no pueden pagarlos tengan acceso a ellos. Un primer problema con este planteamiento es la financiación: para garantizar este derecho, alguien debe cubrir los costos. Supongamos que este servicio se financia de forma voluntaria y no coercitiva mediante impuestos. Éticamente no habría problema, ya que no se estaría violando la propiedad de otro individuo (su dinero). Sin embargo, seguiría siendo ineficiente. Esto lo aprendí gracias al libro de Thomas Sowell Economía Básica.


Thomas Sowell es un economista y escritor estadounidense, conocido por su defensa del libre mercado y sus críticas a las políticas públicas. Su trabajo abarca temas como economía, raza y educación. Sus análisis enfatizan la importancia de los incentivos económicos y las consecuencias no intencionadas de las decisiones bienintencionadas.


¿Qué ocurre al ofrecer servicios gratuitos?


Cuando se ofrece un servicio gratuito, sea cual sea, atraerá a un mayor número de personas. Sin embargo, la capacidad para ofrecer ese servicio sigue siendo limitada. Esto puede provocar dos consecuencias: o se necesita invertir más dinero para aumentar la capacidad, o se generan colas más largas y tiempos de atención más cortos, lo que reduce la calidad del servicio. En resumen, o se incrementa el gasto, o disminuye la calidad. Además, los servicios gratuitos favorecen la aparición de mercados negros, ya que los sobornos pueden servir para recibir atención más rápida o preferencial. Esto no solo sería injusto, sino que acabaría beneficiando a los más ricos, quienes podrían pagar más para ser mejor atendidos.

Un sistema de salud privado permite calcular los costos y obtener beneficios que pueden reinvertirse para mejorar la capacidad y la calidad del servicio. Gracias a la libre competencia, además de reducir los precios y mejorar la calidad, pueden surgir empresas especializadas: algunas enfocadas en clientes de mayores ingresos y otras orientadas a personas con menos recursos, permitiendo así una atención más eficiente y adaptada a distintas necesidades.

 

Comparaciones internacionales


Analizar cómo funcionan otros sistemas sanitarios puede ayudar a entender los pros y contras de cada enfoque. Por ejemplo, países como Canadá o Reino Unido tienen sistemas públicos universales financiados por impuestos, pero también enfrentan problemas como largas listas de espera o restricciones presupuestarias. En cambio, países como Suiza combinan competencia privada con subsidios públicos, permitiendo mayor flexibilidad y eficiencia. Estados Unidos, con su sistema más privatizado, muestra problemas de costos elevados, pero también una alta innovación médica. Cada modelo tiene ventajas y desventajas que deben ser evaluadas con datos reales, no solo con ideología.

Actualmente, existe una intervención estatal que altera al mercado, afectando así en definitiva a toda la población. ¿Qué ocurriría en una sociedad anárquica pro capitalista sin ninguna de estas alteraciones?

 

Incentivos, consecuencias y aseguradoras privadas

Un elemento central en la economía, como explica Sowell, son los incentivos. Cuando los servicios son gratuitos, el incentivo a cuidar los recursos se reduce. En cambio, cuando hay precios de por medio, tanto proveedores como usuarios tienden a ser más responsables. Además, es interesante analizar el papel de las aseguradoras privadas y mutuales. En muchos países, estas entidades permiten que personas con distintos niveles de ingresos accedan a servicios médicos sin necesidad de que el Estado los proporcione directamente. Los sistemas híbridos permiten equilibrio entre equidad, eficiencia y libertad de elección.


Libertad individual y ética


También cabe preguntarse si el Estado debe intervenir tanto en un ámbito tan personal como la salud.
¿No es mejor permitir que cada persona elija qué tipo de cobertura desea y cómo pagarla, en lugar de imponer un modelo único financiado a la fuerza? Desde una perspectiva moral, algunos defienden que el acceso universal a la salud es un deber colectivo. Otros sostienen que obligar a unos a pagar por otros sin consentimiento viola la libertad individual. Este es un debate filosófico profundo que vale la pena explorar. Recomiendo aprender sobre los puntos de vista Liberales y Libertarios.


Conclusión

Aunque la intención de garantizar acceso universal a la salud es noble, los incentivos y mecanismos del sistema importan. Un sistema basado en la competencia y la eficiencia puede, en muchos casos, ofrecer mejores resultados para todos, incluyendo a los más desfavorecidos. Como argumenta Sowell, no basta con tener buenas intenciones; es necesario comprender las consecuencias económicas de las decisiones políticas.

Además, analizar experiencias internacionales, entender el papel de los incentivos, explorar modelos mixtos y reflexionar sobre la libertad individual puede ayudarnos a construir sistemas más justos, sostenibles y eficaces.

 


 

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